Sobremuriendo

Ayer me quedé sorprendida con una lección que la vida me ha dado.

Estas últimas semanas he andado preocupada por mi futuro laboral, yo confio seguir trabajando para el gobierno del estado; muchos dicen que no me preocupe, que afortunadamente soy soltera, no tengo hijos, mi familia no depende de mi sueldo, no pago renta... pero aun asi tengo mis gastos¡

Ayer, después de haber echo mi rutina de ejercicios, me disponía a tomar el camión que me deja cerca de la casa... iba sumida en mis pensamientos: un cafecito para el frío, la mensualidad del gimnasio, la tarjeta de crédito, unos tenis nuevos, una mochila nueva, material para los cojines...

Antes de seguir, tengo que aclarar que algo que detesto del transporte público son los "payasitos" que hacen su número y piden monedas, tal vez para comer, tal vez para mantener su vicio... sólo ellos saben, el echo es que me disgusta que hablen a grito abierto, a veces uno no está de humor para escuchar "actos" que noche a noche repiten.

En fin, iba caminando, ya con un café latte en mano, para calentarme del frio, cuando de repente veo a un payaso solitario... y detrás de él un pequeño payasito, con trajecito nuevo: se trataba de un niño pequeño, y lo sé porque el payaso grande lo ayudó a subirse al camión; el pequeño traía una botella de refresco y algo más traía en la mano... tal vez era la cena, tal vez era lo único que traía en el estómago en todo el día.

Lo único que pensé, fue que ese pequeño debería estar en casa, tomando su lechita y abrigado... sólo ellos saben su necesidad para tener al pequeño trabajando por unas monedas.... tal vez lo hacen por causar lástima y que uno de algunas monedas... no lo sé en realidad, lo único que sé que eso es injusto para un pequeño.

Y peor, es injusto lo que hago: no soy rica ni tengo un supersueldo... sé que debo ahorrar porque no se que depara el futuro, no debo desperdiciar dinero ni comida ni mi tiempo. Debo pensar en ese pequeño que aun me hace un nudo en la garganta.